Hace ya algún tiempo que tenía en mente esta idea, y qué mejor que este comienzo de año para ponerla en marcha… Abrir esta pequeña ventanilla dentro de mi página, para dar a conocer unos pequeños apuntes sobre mis viajes. En esta primera entrada os contaré de una forma rápida lo que suelo hacer desde el comienzo de mi idea, porque un viaje comienza en el momento que te planteas hacerlo.
Sinceramente la mayoría de los viajes que hago no los tengo planeados en mi cabeza, sino que salen por azar o por la búsqueda de algún tipo de información. Normalmente el “bueno, bonito y barato” no suele existir, con lo cual hay que buscar alternativas.
¿Y cómo lo hago? Pues comienzo buscando algún día libre, algún fin de semana, puente o semana de vacaciones, y una vez tengo esto el siguiente paso que doy es buscar qué opciones puedo encontrar adaptadas al bolsillo: vuelos, trenes o directamente en coche. Empiezo por vuelos internacionales casi siempre, y hago una criba, de la que finalmente reservo o veo otras opciones de transporte.
Otras veces tengo el destino soñado, con lo que sólo es necesario encontrar el vuelo perfecto en la fecha que puedo viajar. No es cosa fácil, pero con un poco de paciencia logras encontrar lo que ansías.
• El presupuesto
Punto importante en cualquier viajero… ¿Cuánto puedo gastar? Pues todo depende de si vas en rollo mochilero barato o de hoteles céntricos. Para empezar siempre tengo en cuenta, antes de hacer ninguna reserva de vuelo, a que distancia está el aeropuerto donde aterrizo. Por norma general los vuelos baratos estilo Ryanair suelen operar con aeropuertos de pueblos cercanos a la ciudad principal, con lo que tendrás que estar otro rato esperando el bus/tren y otro rato extra de trayecto para trasladarte al centro de la ciudad.
Siguiente cosa a tener en cuenta, el alojamiento. Es importante saber donde quieres alojarte, si céntrico, para estar más cerca de las visitas turísticas, o si más alejado, en cuyo caso deberás de tener en cuenta el transporte hasta los puntos turísticos, metro o bus. Partiendo de la localización del alojamiento, empiezo a buscar hotel, hostal o apartamento. Normalmente me gusta elegir hotel o apartamento cercano al centro y al mismo tiempo a la parada de bus o tren donde llego del aeropuerto.
La moneda, otra cosa importante, no es lo mismo 1 euro que 1 libra. Elegir un sitio donde el nivel de vida es muy elevado puede suponer que tu vuelo que te ha costado 20 euros se traduzca en 180 euros de una noche de hotel; en estos casos suelo buscar apartamentos o bed&breakfast e intentar aprovechar el chollo. Y la comida, que ahí depende del bolsillo que te haya quedado, desde restaurantes típicos de comida regional de ese país, lo cual recomiendo mucho, hay que aprovechar y descubrir otras culturas culinarias; y sino pues el típico bocadillo o hamburguesa que nunca falla.
• El equipaje
Siempre llevo lo justo que puedo necesitar, además de que los vuelos exigen un máximo de 10 kilos, es una estupidez ir cargado de ropa que no vas a ponerte y que ocupan un espacio esencial en el caso de quererte traer un souvenir voluminoso; el kit de líquidos esencial que como sabemos no pueden superar los 100 ml. por bote en los vuelos, y poco más… Además en la mochila la documentación y boarding pass necesarios, para tenerlos siempre a mano en el caso de solicitármelos, un paraguas pequeño por si acaso y por supuesto mis cámaras, mi Fujifilm X100T y mi Mamiya de película, que desde que la tengo no me falta, junto a baterías, tarjetas y carretes.
Dato importante, depende de la compañía aérea y del billete que pagues, podrás llevar una segunda pieza en cabina. De lo contrario deberás meter la mochila, como sea, en la maleta.
• La llegada
Ten paciencia a la llegada, todos queremos salir rápido del avión, pero no es necesario recibir un maletazo en la cabeza por querer salir antes… Y más paciencia aún si llegas a un país con control de pasaportes. Corre para la parada del bus que piensas coger, vaya a ser que esté esperándote y disfruta del viaje.
• La estancia
Aprovecha cada minuto, no duermas tanto y madruga para ver la mayor cantidad de cosas, el tiempo vuela y precisamente has volado miles de kilómetros para ver algo nuevo aparte de la magnífica cama “big size” de un hotel o apartamento. Llega la hora de intentar traducir el magnífico mapa que hemos encontrado en internet, divido la ciudad en zonas, y aprovecho cada día para perderme entre callejas y líneas de metro. Interactúa con las personas que te cruces, pregúntales, deja que te aconsejen, además de intentar dominar el idioma si vas a un país extranjero, te sorprenderá la cantidad de amabilidad que esconde un serio y rubio alemán o un escocés sin falda pero adicto al mejor whisky.
Y eso es todo… aprovecho lo máximo, sobre todo cuando mi viaje es de fin de semana. No hace falta ir corriendo, pero tampoco es necesario sentarte en cada banco que encuentres, todos están iguales de duros… No tengas miedo de conocer culturas nuevas, personas que pensabas que jamás hablarías con ellos, prueba la cerveza de la taberna más antigua de la ciudad, el sandwich más “esfaratado”, viaja en metro, en bus o en taxi, haz más fotos además de la típica del puente, disfruta de lo que ves, y nunca dejes de aprender…